La niña que no compraba chuches (y acabó escribiendo libros)

Con sólo seis años yo ya sabía lo que quería hacer en la vida. No lo sabía con palabras, claro. Pero lo sentía. Y lo que sentía era que quería leer. Leer todo lo que pudiera. Porque cada libro nuevo era como una puerta mágica a otro mundo… y yo estaba deseando cruzarlas todas.

Mientras otras niñas de mi edad compraban chuches con la paga de los domingos, yo tenía otro plan. Yo iba directa al kiosco de mi barrio, al de El Maeso. Pero no iba por golosinas, no… yo ahorraba. Reunía la paga junto con las monedas que encontraba entre los cojines del sofá -esas que «casualmente» se le caían a mi padre de los bolsillos- y las juntaba como un tesoro secreto.

Y cuando ya tenía suficiente, iba al kiosco y le decía al Maeso, con la cara llena de ilusión:

-¿Qué libro me puedo comprar con este dinero?

Él, que ya me conocía, se reía. Le hacía gracia verme tan pequeñita, con las coletas, comprando libros en lugar de caramelos. Me sacaba tres o cuatro libros y los colocaba sobre el mostrador como si me estuviera dando a elegir un diamante. Yo elegía uno con toda la emoción del mundo, le dejaba mis monedas, y me iba feliz, abrazando mi nuevo libro como si fuera un premio.

Años después, me enteré de la verdad: mi padre, cada vez que iba a por el periódico, le daba al Maeso el dinero que faltaba. Así que ellos dos, en secreto, hacían equipo para alimentar mi amor por la lectura. Y se reían a escondidas viéndome tan ilusionada.

Yo no lo sabía, pero en ese momento ya estaba sembrando algo más grande: estaba naciendo en mí no sólo una gran lectora, sino también una futura escritora.

A veces pensamos que nuestras pasiones aparecen de repente, como si nos ilumináramos un día cualquiera. Pero no. Las semillas se plantan muy temprano… a veces cuando apenas sabemos leer.

Hoy, mientras te escribo este correo, pienso en esa niña de las coletas, y me emociona saber que nunca se rindió. Que siguió leyendo. Que siguió soñando.

Ya de adolescente, empecé a soñar también con ser escritora, leía y leía sin parar, imaginando que algún día sería yo la que escribiría. Visualizaba cada página, cada portada, incluso imaginaba a quien dedicaría cada libro, cada palabra de agradecimiento… hasta podía oler las páginas de mis libros… qué olor tan delicioso!

Y tú, ¿recuerdas qué te apasionaba de niño? Tal vez ahí esté la pista de lo que has venido a hacer en este mundo.

Por eso te escribo cada día, porque estoy harta de tener miedo. Porque he descubierto que escribir es mi camino de crecimiento personal, de superación, de autovaloración, de autoadmiración.

La verdad, es que agradezco muchísimo cada mensaje que me enviáis animándome y felicitándome, pero sinceramente, no me importa. Seguiré escribiendo cada día incluso aunque nadie me lea. Porque lo hago por y para mí. Porque me ha costado cuarenta y nueve años, un mes y diez días sacudirme éste miedo que me impedía sentarme delante del ordenador con la seguridad de un escritor de renombre.

Hasta que me di cuenta que para ser escritora no necesitaba tener «renombre», sólo necesitaba abrir mi portátil y escribir. Nada más.

Ha sido algo mágico, como un click en mi cabeza, tan sencillo como pensar e imaginar : «a partir de ahora soy una escritora e incluso… vendo libros!!» y pluff… aquí me tienes… escribiéndote una reflexión muy intima, que en otro momento de mi vida jamás me hubiese atrevido a publicar.

Por este y por otros muchos «milagros» que han sucedido en mi vida en muy poco tiempo, es que estoy escribiendo Mi Manual de Manifestación, dónde compartiré contigo todo lo que aprendido y todo lo que practico para hacer realidad todos y cada uno de mis sueños. Ya lo puedes comprar en preventa y como agradecimiento por comprarlo antes de publicarlo, tendrás un regalazo extra.

Mañana es domingo de Resurrección, quizás te cuente otro de mis «milagros» o quizás te de alguna clave para que tu empieces a crear tus propios milagros.

Por cierto, ¿has descubierto ya cual es tu camino de crecimiento personal? ¿Ya conoces con qué sacas tu máximo potencial y tu máximo disfrute?

P.D.: Se me olvidaba: MI LIBRO