Todos hemos estado ahí. Alguien dice algo que te toca la fibra sensible y antes de darte cuenta ya has soltado una frase digna de arrepentimiento instantáneo, o has escrito un mensaje que después lees con el mismo horror que cuando descubres tu voz grabada.
¿Eso que hiciste? Reacción. Pura, automática, programada.
¿Lo que podrías haber hecho? Responder. Desde la conciencia. Y no, no son lo mismo.
¿Qué es reaccionar?
Reaccionar es permitir que el pasado decida por ti. Es el reflejo condicionado de tu historia, tus heridas y tus creencias inconscientes. No es libertad: es repetición.
Cuando reaccionas, no estás presente. Estás atrapado en el circuito cerrado del ego: “me atacan → me defiendo”, “me ignoran → me enfado”, “me critican → contraataco”. Básicamente, estás ejecutando una app vieja instalada en tu sistema nervioso hace años.
Y claro, luego decimos que queremos cambiar, evolucionar, manifestar cosas nuevas… pero no puedes crear una nueva realidad si sigues apretando siempre los mismos botones.
¿Y responder?
Responder es elegir. Es darte el espacio suficiente para no dejarte arrastrar por el estímulo.
Es pausar. Respirar. Sentir lo que se activa en ti… y decidir cómo quieres actuar desde un lugar más elevado.
No porque seas mejor persona ni porque ahora vayas de iluminado por la vida, sino porque has entendido que cada respuesta es una bifurcación en el camino: puedes ir hacia la repetición o hacia la transformación.
Responder no es debilidad. Es dominio interior. Es darte cuenta de que no tienes que entrar a todos los juegos ni seguir el guión que otros esperan de ti.
¿Desde dónde estás eligiendo?
Esta es la clave: cada vez que eliges cómo actuar, lo estás haciendo desde algún nivel de conciencia. Puede ser desde el miedo, la herida, la rabia… o desde la presencia, la claridad y la responsabilidad.
No hablo de ser un robot sin emociones. Hablo de ser alguien que siente todo… pero no se deja arrastrar por nada.
Porque en lo profundo, reaccionar es ceder tu poder. Responder es recuperarlo.
¿Cómo pasar de la reacción a la respuesta?
- Observa el impulso: el primer paso es darte cuenta. La pausa es tu mejor herramienta.
- Respira y siente: el cuerpo te va a dar pistas. ¿Qué parte de ti se ha activado? ¿Qué historia interna se ha despertado?
- Pregúntate desde dónde quieres actuar: ¿Desde el pasado o desde la versión que estás construyendo?
- Elige con intención: lo que digas o hagas después no tiene que ser perfecto, solo tiene que estar alineado con quien quieres ser.
En resumen
- Reaccionar es automático, responder es consciente.
- Reaccionar repite el pasado, responder abre posibilidades.
- Reaccionar te aleja de tu centro, responder te conecta con él.
En un mundo donde todo te empuja a reaccionar (las redes, los titulares, las conversaciones incómodas), tomarte un segundo para responder ya es un acto revolucionario.
Y espiritual, también. Porque no hay mayor práctica que elegir tu estado interior cuando todo lo externo te empuja a perderlo
Un besico,
Carmen