Lo que nadie te cuenta sobre las afirmaciones (y por eso no te funcionan)

Hacer afirmaciones funciona.

Sí, funciona. Pero no como te han contado.

Porque puedes repetir “soy abundante”, “estoy sana”, “todo me sale bien”…

y seguir sintiéndote vacía, enferma o atrapada en el mismo bucle.

Y no es culpa tuya.

Lo que nadie te cuenta es el matiz que lo cambia todo.

Ese matiz es el estado de conciencia desde el que estás afirmando.

Si estás diciendo “soy abundante” desde la conciencia de que no lo eres…

lo único que haces es reforzar la carencia.

Porque no importa lo que dices con la boca, sino desde dónde lo estás sintiendo.

Las afirmaciones no son un hechizo.

Son un anclaje a tu nuevo estado del ser.

Una forma de recordarte a ti misma quién eres ahora, no lo que quieres alcanzar “algún día”.

Cuando afirmas desde la frecuencia de “ya es mío”,

desde la energía de esa versión de ti que ya tiene lo que desea…

es ahí cuando se vuelve magnético.

Una clave práctica:

Antes de repetir una afirmación, respira.

Cierra los ojos y conecta con esta pregunta:

¿Qué sentiría si esto ya fuera real?

Y repítelo desde ahí.

Desde la certeza. Desde el cuerpo. Desde el ahora.

No se trata de engañarte.

Se trata de recordarte quién eres más allá del ruido de tus viejas historias.

Y desde ahí…

el campo responde.

Todo se acelera.

Si quieres ir más profundo y aprender a crear afirmaciones que realmente reprogramen tu subconsciente, contesta a este email y sigue atento a mis emails, muy pronto compartiré algo contigo.

Un besico,

Carmen